Por: Ma. Nohemí González Martínez y Dhayana Carolina Fernández Matos*

Las sexualidades de las “Mujeres inmigrantes”:
exóticas, eróticas, sonrientes, discretas y… 10 razones para preocuparse

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Los procesos de interconexión como la migración traen consigo diferenciaciones, jerarquías y un reordenamiento social, político y hasta moral, que reproducen fronteras simbólicas. Si nos preguntamos ¿quiénes son las otras, quiénes son esas mujeres migrantes?  La respuesta  implica  una temática de alto interés. En la construcción de la alteridad de las actuales migraciones y las narraciones que se hacen de la otredad, la mujer «inmigrante» se convierte no sólo en un objeto de provecho económico, sino también en una figura social de la alteridad que, definida como extranjero(a), extraño(a) y extemporáneo(a), hace posible que una sociedad en continuo proceso de innovación y cambio acelere sus propios procesos de identificación, al permitir redefinir las representaciones más elementales de sí misma (Albert Rodrigo, 2008: 240).

Las migraciones intrarregionales nos permiten estudiar cómo se estructura la identidad y la diferencia (González-Martínez, 2013), la inclusión y la exclusión (Fernández-Matos, 2015), en un espacio regional, con proximidad geográfica, donde las similitudes raciales, las desigualdades sociales y la exclusión son características compartidas y por otro lado  la ética de la hospitalidad ha sido un  referente (Ruiz, 2018). Para analizar en nuestro contexto cercano cómo la sexualidad  enmarca unas divisiones y unas jerarquías en  torno a mujeres migrantes y reconocer las maneras en las que se construyen los discursos sobre la sexualidad de estas mujeres, se presentan a continuación diez temas que generan interés y permiten hacer preguntas sobre las mujeres, sus procesos migratorios y sus sexualidades:

1) La sexualidad en los estudios migratorios no actúa como una simple variable o como una noción biológica en torno a los comportamientos, las prácticas o las identidades sexuales, sino como un dispositivo de poder (Foucault, 1991). La sexualidad como categoría clasifica/jerarquiza, normaliza/patologiza, erotiza/deserotiza  y ejerce influencia en varios aspectos del proceso migratorio: motivaciones para migrar, inserción en el mercado laboral, regulaciones y controles migratorios, los imaginarios en torno a las migrantes y sus experiencias de integración en destino (Ruiz, 2017). La sexualidad es  un sitio a partir del cual se refuerzan diferencias e inequidades y al mismo tiempo se negocian oportunidades y espacios de inclusión (Ruiz, 2017: 43).

2) Las relaciones entre género, raza, nacionalidad y clase marcan las experiencias, posiciones, roles y representaciones  de las mujeres migrantes (Fernández-Matos, 2006), la interrelación de estas nociones las vinculan con la domesticidad, la maternidad y el cuidado. No obstante, cuando la categoría sexualidad se articula en los análisis de mujer y migración,  emerge el trazado de fronteras etnosexuales, que hacen referencia a las delimitaciones trazadas en la intersección entre etnicidad y sexualidad (Nagel, 2003). En el caso de la migración Sur-Sur, de esta intersección emergen imágenes sexualizadas y racializadas de las mujeres, asociadas a los trópicos. Hoy las  mujeres migrantes venezolanas, colombianas, haitianas, brasileñas, cubanas, son  consideradas como mujeres con  sexualidades tropicalizadas, es decir, mujeres que se vinculan con una predisposición “natural”  para la sexualidad y que además de ser consideradas sensuales, son también mujeres amigables, risueñas, cariñosas  dóciles y limpias. Esto nos permite preguntarnos sobre cuáles son los  recursos de autoafirmación y estereotipos asociados a su sexualidad.

3) El argumento de la sexualidad de las migrantes ha complejizado el debate acerca de los problemas relativos a la extranjera en nuestras sociedades (Masullo, 2016). Luibhéid (2002) argumenta que las regulaciones migratorias son sitios clave de producción/reproducción de ideologías, normas, identidades, órdenes y jerarquías sociales y sexuales que en su intersección con género, clase, raza, nacionalidad, entre otros ejes de diferenciación social, guían las decisiones de los Estados en torno a las regulaciones para su ingreso (Ruiz, 2015).

4) Se requiere con urgencia estudios sobre migración femenina y sexualidad que permitan contrarrestar  los estereotipos y la  patologización de  la sexualidad de las migrantes. Los datos presentes en nuestros medios de comunicación  evidencian una visión muy restrictiva y generalmente se les atribuye el estereotipo de prostituta o portadoras de infecciones de transmisión sexual.  (Ruiz, 2008; Fernández-Matos, 2006).

5) La sexualidad es clave para entender la experiencia corporizada de la migración pues  las nuevas historias a propósito del género, de la sexualidad y del cuerpo plantean problemas con respecto a quién debe controlar nuestros cuerpos, a los límites del cuerpo, a la importancia de los convencionalismos y del Estado (Weeks, 1998 citado por Masullo, 2016: 70).

6) Para muchas mujeres la experiencia migratoria es también una experiencia de emancipación. El estudio de González-López (2005) muestra cómo las normas, prácticas y relaciones sexuales cambian por la experiencia migratoria, señala que las mujeres migrantes experimentan una transformación erótica, superan  un cúmulo de complejidades sociales y culturales con respecto al sexo y a lo erótico.

7) El vínculo sexualidad-reproducción-cuidados enmarcado en las relaciones de parentesco, en las que se privilegia el vínculo mujer-madre-esposa, también presenta marcos para ser repensados. Según Gonzálvez (2014: 110) La migración transnacional redefine la relación conyugal y la maternidad, pero no sólo eso, sino que con la migración, los cambios en determinadas prácticas sexuales y formas de relación social permiten transformaciones que revierten en expresiones de mayor autoestima en las mujeres, ya sea por la negociación de determinadas prácticas (higiene), la ruptura (divorcio) o el cese de algunas relaciones de pareja.

8) El cruce de una frontera internacional y su agencia de libertad,  no exime a las mujeres migrantes de un entorno patriarcal, tampoco de que su cuerpo sea considerado como un  “territorio”. En el cuerpo de las mujeres se reproducen las fronteras del concepto de Estado- Nación, que tiene que ser especialmente vigilado, regulado y protegido para asegurar la adecuada reproducción, tanto en términos biológicos como culturales (Yuval-Davis, 2006).

9) El sexo es un elemento recurrente en la política de la frontera. Es necesario interrogar las razones por las cuales el cuerpo de las mujeres se convierte en una mercancía que se intercambia en la economía local fronteriza. La percepción que se tiene del cuerpo de las mujeres migrantes en áreas de frontera como un territorio que ofrece amplias oportunidades para actividades informales e ilícitas o como  un cuerpo responsable de la transmisión de enfermedades y de  contaminación, y  foco de actos violentos, revela las conexiones que se trazan entre el cuerpo y la sociedad (Vila, 2003).

10) El amor y el placer sexual siguen siendo un ámbito poco investigado por los estudios sobre migraciones, aún menos las cuestiones que analizan la condición de la mujer migrante lesbiana, bisexual, transgénero o transexual, en términos de individualidad con necesidades, de la expresión de la identidad de género y de la orientación sexual no normativa (Masullo, 2015).

Los 10 temas presentados son solo una introducción a un mayor número de interrogantes sin resolver que requieren de investigaciones en el tema que nos ayudarían a entender cómo se articulan las estigmatizaciones sexuales y los estereotipos de las mujeres migrantes, y cómo estas forman una nueva frontera simbólica entre grupos poblacionales casi idénticos, con historias similares y experiencias migratorias expulsoras compartidas.

Es un reto para las universidades del Caribe colombiano estudiar con mayor rigurosidad y  evitando -desde un trabajo científico- reproducir prejuicios sobre  la sexualidad  y el cuerpo de las mujeres, para reconocerlo como un espacio propio, libre y con derechos (Fernández-Matos, 2015).

Una invitación a preocuparnos por ello no las brinda la IV Jornada de innovación investigativa. Migración con ojos de mujer. Género y Migración. Miradas Sur-Sur, organizadas por la Red Iberoamericana en Ciencias Sociales con Enfoque de Género (RED HILA), con el apoyo de la Universidad Simón Bolívar y el grupo de investigación Género, Familia y Sociedad de esta institución académica.

*Miembros de la Red Iberoamericana en Ciencias Sociales con Enfoque de Género (RED HILA) e investigadoras del grupo Género, Familia y Sociedad. Universidad Simón Bolívar.