Optimismo para crecer
Es claro que cada ciudadano escoge su actitud y disposición de acción entre mantener la mirada sombría, embargada de desilusión y desesperanza, y cruzarse de brazos a la espera del devenir de los acontecimientos o, por el contrario, con optimismo, trabajar por la superación de las limitaciones que lo agobian.
Estudios sobre inteligencia emocional y psicología positiva reconocen la importancia del optimismo para el manejo de situaciones de estrés, ansiedad, mejoramiento del estado de ánimo o como factor protector de la salud mental de las personas; por ello, es importante promoverlo e, incluso, cuantificarlo.
Como barranquillero no me sorprende que, con frecuencia, los niveles de optimismo evaluados a través de encuestas se mantengan altos en nuestra ciudad pese a las difíciles circunstancias. La última medición de la firma Invamer, de febrero pasado, acerca de la percepción de los colombianos frente a su estado de ánimo, arrojó que el 61% de los barranquilleros considera que las cosas en la ciudad están mejorando.
A mi juicio, estas expectativas favorables no significan desconocimiento de las problemáticas locales como la inseguridad, el desempleo o la informalidad laboral, entre otras, ni tampoco conformismo frente a las ejecutorias gubernamentales, sino una actitud a tono con las características de nuestra personalidad provista de alegría, creatividad, ingenio y entusiasmo. Pero reitero que esa visión optimista por sí sola es ineficaz; debe acompañarse con voluntad, compromiso y acción.
Recientemente, el columnista Mario Fernando Prado publicó en el diario El País el artículo ‘Cali, cuarta ciudad de Colombia’, advirtiendo que Barranquilla, por su empuje de ciudad, ha desplazado a la ´Sultana del Valle’ de esa histórica posición, resaltando indicadores de inversión y competitividad, y megaproyectos como el ‘Arena del Río’, el puerto de aguas profundas, el data center de orden mundial, entre otros.
Se suma a lo anterior la realización de la Asamblea del Banco Interamericano de Desarrollo, que terminó ayer y que ha sido de gran valor estratégico para la ciudad. En ella, el BID confirmó un crédito al Distrito por 250 millones de dólares para el proyecto ambiental de la ‘biodiverciudad’ que incluye la transformación de la ciénaga de Mallorquín, la recuperación del Centro y planes en educación y salud; se firmó la APP para la navegabilidad del río Magdalena, cuya inversión será de 1,6 billones de pesos, al igual que la Alcaldía presentó una ambiciosa iniciativa de renovación urbana, entre otras buenas noticias que nos siguen llenando de optimismo y oportunidades de desarrollo económico y social que le permitan continuar creciendo como ciudad.
