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Una canción vergonzosa

Columna publicada el 18 de octubre de 2021 en El Heraldo

Desde sus orígenes, en la década de los 90, las canciones del género reggaetón han estado en el centro de la polémica por sus letras fuertes, algunas con una alta carga de violencia o de referencias sexuales, pero, particularmente, por la imagen subyugada, cosificada y denigrante que reflejan de la mujer. Por estos días, uno de los cantantes colombianos de esta música, J Balvin, quien goza de gran popularidad, ha sido cuestionado por una de sus últimas producciones: Perra. Al analizar la letra de esta canción, uno se encuentra con un tema musical cargado de lenguaje sexista, que promueve estereotipos negativos de la mujer, que hace referencias lascivas al cuerpo femenino, fomenta la violencia sexual y suscita el machismo. 

Como colofón de las vergonzosas estrofas musicalizadas -que por su misma condición ofensiva no replico en esta columna-, el video muestra a varias mujeres caracterizadas como animales sexualizados, convertidas en los objetos de unos machos esclavizantes y todopoderosos.

Resulta deleznable que cuando la humanidad hace ingentes esfuerzos por superar la inequidad y la violencia de género y empieza a pagar su deuda histórica con las mujeres, se sigan promoviendo, a través de la música y el baile, expresiones que exaltan actitudes machistas y denigrantes contra ellas. Su popularización e impacto sobre los jóvenes empañan el trabajo que desde tantos frentes y movimientos sociales se realiza contra la exclusión femenina. 

Un ejemplo sumamente fehaciente de este compromiso es el sector educativo en cuya génesis estuvo prohibido el ingreso de la mujer. Por siglos se le impidió educarse y hasta aprender a leer y a escribir para limitar su acceso al conocimiento que estaba bajo poder exclusivo del hombre.

Hoy, pese a que hasta principios del siglo XX las mujeres apenas podían cursar solo la primaria en Colombia, la lucha por el reconocimiento de sus derechos ha conseguido una mayor presencia de ellas en los colegios y los claustros universitarios, lo que evidencia su tenacidad por lograr la igualdad de género y ser agentes de cambio.

Un informe del DANE, basado en registros del Ministerio de Educación de 2001 a 2018, señala que, cada año, el número de mujeres que se gradúa en programas de educación superior es mayor: en 2018, por cada 100 hombres que se graduaron, 127 mujeres lo hicieron. En el caso de la Universidad Simón Bolívar, una institución incluyente que me honro en liderar, las estadísticas son aún más dicientes: 63 % de su población estudiantil son mujeres lo mismo que el 51 % del cuerpo de profesores.  

Por ello, destaco el pronunciamiento de la vicepresidenta Martha Lucía Ramírez, quien calificó de “sexista, racista, machista y misógina” la producción musical Perra e invitó al cantante J Balvin a promover el respeto por la dignidad y los derechos humanos de las mujeres y el rechazo a actitudes como las que fomenta esta canción. Como colombianos que luchamos por la equidad e inclusión de la mujer debemos repudiar tales manifestaciones y exigir respeto para todas las mujeres.

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