Columna publicada el 13 de diciembre de 2021 en El Heraldo

Esperamos que Chile no siga discurriendo en el extremismo y la polarización, causantes de enfrentamiento y violencia, especialmente en momentos en que el país necesita de la unión de sus habitantes para avanzar y superar sus problemáticas. Por ello, es necesario que los ciudadanos acudan masivamente a las urnas y voten a conciencia; así ganará la democracia, sin duda, el mayor patrimonio de los chilenos.

Dos años después de la crisis social que estalló en Chile con una oleada de manifestaciones populares que condujeron al plebiscito nacional para la construcción de una nueva Constitución y superar la heredada de la dictadura, el escenario sociopolítico chileno se mantiene bullente y sumamente polarizado. Este panorama político es expresivo de una insatisfacción social y de las dificultades de la democracia chilena para fomentar la participación política y disminuir las brechas socioeconómicas.

Esta realidad sociopolítica no es singular de Chile sino que hace parte de una ola de explosiones sociales que, en los últimos cinco años, recorrió a América Latina, producto de la indignación ciudadana y el malestar social acumulado que no fueron interpretados y atendidos de manera integral por la institucionalidad de dichas naciones, sumados a la corrupción generalizada, y conllevó a una crisis de legitimidad política y una ruptura entre la ciudadanía y sus representantes en los poderes públicos, en el marco de sus débiles democracias.

El científico social Manuel Castells la define como una ruptura multicausal, pues implica una compleja y diversa suma de factores sociales (inequidad), económicos (desempleo, pobreza), políticos (corrupción, populismo), tecnológicos (brechas de acceso), educativos (calidad y cobertura), culturales e, incluso, identitarios.

Este 19 de diciembre, la ciudadanía chilena escogerá, en segunda vuelta, al presidente que la gobernará durante los próximos cuatro años. Los candidatos en disputa representan dos vertientes políticas totalmente opuestas, y llegaron a esta etapa al derrotar en las urnas a los partidos tradicionales. Para esta segunda vuelta, ambos suavizaron sus posiciones para captar a los electores de centro y al 46 % que no votó por ellos. 

Uno de los candidatos es el abogado José Kast, identificado con la derecha, quien promete orden, seguridad pública, paz social, crecimiento económico con justicia, lucha contra el cambio climático y combate a la migración. Moderó su posición frente a temas como el aborto y el matrimonio entre personas del mismo sexo, al igual, que pidió perdón a las mujeres por proponer la eliminación del Ministerio de la Mujer, lo cual echó atrás. 

En la otra esquina de la disputa electoral está el diputado izquierdista Gabriel Boric Font, de 35 años, exlíder estudiantil y activista del estallido social. Propone reformas a la salud, la educación y el sistema pensional y acciones para la descentralización y la equidad de género, etc. El sector empresarial ha manifestado preocupación por sus planteamientos en contra del emprendimiento y de las pymes.

Esperamos que Chile no siga discurriendo en el extremismo y la polarización, causantes de enfrentamiento y violencia, especialmente en momentos en que el país necesita de la unión de sus habitantes para avanzar y superar sus problemáticas. Por ello, es necesario que los ciudadanos acudan masivamente a las urnas y voten a conciencia; así ganará la democracia, sin duda, el mayor patrimonio de los chilenos.