La academia y sus aportes a la COP16
Lea aquí la columna publicada el 27 de octubre de 2024 en El El Espectador
La supervivencia de la humanidad depende por completo del medioambiente. El equilibrio ecosistémico es fundamental para la continuidad de los seres vivos en el planeta. Hablar de la protección de la biodiversidad, la sostenibilidad ambiental, la preservación de los recursos naturales, como se ha hecho por estos días con intensidad, a raíz de la celebración en Cali de la versión n.° 16 de la Conferencia de las Partes (COP) del Convenio sobre la Diversidad Biológica, suscrito por 192 países en la Cumbre de la Tierra, de Río de Janeiro, en 1992, no es un mero capricho o una moda, sino una necesidad vital y palpitante para la sostenibilidad de nuestra casa común que es la Tierra.
La academia juega un rol fundamental en el engranaje social que debe llevar a la protección del entorno natural y la biodiversidad por su necesario aporte de conocimiento científico idóneo e innovación en las ciencias de la vida, para la toma de decisiones y la adopción de políticas públicas eficaces, al igual que a través del desarrollo de soluciones o innovaciones para las problemáticas y necesidades existentes. Igualmente, es clave su papel de formadora en la conservación natural y la sensibilización frente al escenario ambiental complejo, así como también para promover el diálogo interdisciplinario en torno a estos asuntos y para realizar el seguimiento a los planes, acciones, estrategias, etc., que acuerde la sociedad, en especial en estos eventos internacionales de gran envergadura e impacto político, por la participación de la mayoría de los países del mundo.
La Universidad Simón Bolívar participa en la COP16, representada por su Centro de Investigación e Innovación en Biodiversidad y Cambio Climático, Adaptia, cuyos investigadores participaron en los talleres de construcción del Plan de Acción de Biodiversidad de Colombia a 2030, presentado en Cali por la ministra de Ambiente y presidenta de la cumbre, Susana Muhamad. También, como representantes de las universidades privadas vinculadas a la Asociación Colombiana de Universidades en el subcomité científico académico y en los talleres sobre estrategias verdes en ecosistemas azules durante la COP16, entre otros.
Igualmente, es importante el espacio abierto por la Corporación Universitaria y la Obra Minuto de Dios denominado Casa MD COP16, donde tienen lugar actividades académicas, culturales y artísticas para visibilizar soluciones sostenibles y proyectos de protección de la biodiversidad.
El Plan de Acción de Colombia contempla cuatro apuestas, seis metas y 191 acciones, a un costo de $76,5 billones. Sobre la crisis de biodiversidad, en el documento se destacan datos como que, a 2024, hay 2102 especies de flora y fauna amenazadas, de las cuales 466 están en peligro crítico; a 2014, de 69 recursos pesqueros dulceacuícolas o marinos, 48 % estaban sobreexplotados, 23 % en plena explotación y un 8 % subexplotados; entre 2002 y 2017 se pasó de 34 especies con algún tipo de amenaza a 53. Igualmente, el 90 % de los recursos hidrobiológicos continentales está en el máximo nivel de aprovechamiento sostenible y se ha sobrepasado para algunas poblaciones.
Tenemos la esperanza de que los acuerdos que se logren hasta el final de la cumbre contribuyan a definir la financiación requerida por los países para ejecutar sus metas para frenar la pérdida de la biodiversidad, fortaleciendo el papel de nuestros pueblos indígenas y afrodescendientes, y poniendo en marcha las acciones para aspectos puntuales que son objeto de discusión como la regulación de los recursos genéticos.
